Cynicism is not the answer to gender violence

Abusive men are everywhere, including at the highest levels of government. That doesn’t refute the need for the state to protect women — it reaffirms it

President Alberto Fernández arrives in Brussels with first lady Fabiola Yáñez for CELAC summit in July 2023. Source: Casa Rosada

Buenos Aires Herald editorial (versión en español a continuación)

Argentina has recoiled in shock this week after former President Alberto Fernández was indicted for gender-based violence allegedly perpetrated against his former partner, Fabiola Yañez.

The accusations first became public a week ago, when national newspapers — without the consent of Yañez herself — reported leaked chats and photos apparently showing abuse perpetrated by Fernández while the couple were president and first lady.

Yañez reported him on Tuesday. On Friday, he was indicted — but not before two photos showing Yañez with a black eye and bruised arm, respectively, were prominently published by most major media outlets in Argentina. The publication of these photos left her feeling “destroyed,” she told news site Infobae in an interview published Saturday.

The political classes were quick to respond — some quicker than others. Some prominent Peronist women have condemned Fernández. Cristina Fernández de Kirchner, Alberto’s estranged vice, called the circulation of the images a “true revictimization” of Fabiola Yañez and said that they show “not only the beatings she took but also reveal the most sordid and dark aspects of the human condition.” 

Former Buenos Aires City legislator Ofelia Fernández, a prominent young political leader, called Alberto Fernández (no relationship) a “psychopath” for “using feminism” and asked for the forgiveness of those she asked to support his administration, which she described as an “unending disappointment.”

Condemnation from the opposition has been swift. Former Buenos Aires Province Governor María Eugenia Vidal (PRO) said that “monsters belong behind bars,” while BA City legislator Ramiro Marra, from ruling coalition La Libertad Avanza (LLA), called Fernández “a piece of sh*t.” Presidential spokesperson Manuel Adorni took to X to say that “Kirchnerism has been an infinite shame.”

Vice President Victoria Villarruel has accused Kirchnerism of “scraping the bottom of the barrel” and of hypocrisy. In the wake of Yañez’s Infobae interview, the vice wrote on X that the former first lady’s words “mean nothing” to those who couldn’t bury their loved ones in the pandemic. This not only holds Yañez responsible for Fernández’s decisions, it also draws a parallel between the hardship of emergency measures taken to protect human life in a pandemic without modern precedent, and the suffering of a woman brutalized by her partner. It is a grave conceptual error, at best, and a deeply cynical rhetorical ploy, at worst. Human rights are human rights because they are absolute — a concept Villarruel is notorious for twisting.

Yañez’s accusations are also being used to paint state policies to fight gender-based violence as a sham. The truth, however, is that incidents like these only underscore that patriarchal violence is pervasive in society, irrespective of an individual’s wealth or power. Argentina needs to enhance its policies to protect women, not cut them.

Femicides and gender-based violence are still a major scourge in Argentina. According to a national media survey by gender-based violence observatory Ahora que sí nos ven (Now that they do see us), there were 120 femicides between January and June of 2024, including 15 in June alone. A Justice Ministry report stated that in 2023 there were 272 deaths resulting from gender-based violence, one every 32 hours.  

Notably, since taking office, the government has slashed policies and bodies devoted to preventing this kind of violence. They have eliminated the Ministry of Women, Genders, and Diversity and significantly reduced the personnel of the 144 helpline for women at risk. 

According to the Civil Association for Equality and Justice (ACIJ), government data shows that public spending on policies to tackle gender-based violence is 26.8% lower than in 2023. In what was perhaps one of the most egregious signs of political opportunism in this whole saga, Adorni chimed in on X in the middle of the accusations against Fernández to remind everyone that the “144 line remains open 24 hours to assist those who suffer gender-based violence.”

The Herald stands in solidarity with all women, girls, queer, and trans people who suffer violence because of their gender. Yañez’s allegations are extremely serious and deserve to be treated with all the due sensitivity and legal rigor. Accusations against the President of the Nation show the need for robust mechanisms enabling us to investigate everyone, even the most powerful office in the country.

Women in Argentina already have to deal with a profoundly misogynist state. The numbers of women killed or attacked after reporting their abuser is proof of this. It will be the feminist movement picking up the pieces. Many in the movement are brave, dedicated campaigners acting from the strength of their convictions, in circumstances of utter precarity and in the face of intensifying hostility and far-right violence. Now is not the time to let cynicism triumph. Argentina needs to defend women’s rights more than ever.

El cinismo no es la respuesta a la violencia de género

Hay hombres abusadores en todas partes, también en las altas esferas de gobierno. Eso no refuta la necesidad de que el estado proteja a las mujeres, sino que la reafirma.

Argentina quedó en shock esta semana después de que el expresidente Alberto Fernández fuera acusado de violencia de género presuntamente perpetrada contra su expareja, Fabiola Yañez.

Las acusaciones se hicieron públicas por primera vez hace una semana, cuando diarios nacionales publicaron, sin el consentimiento de la propia Yañez, chats y fotografías filtradas que aparentemente mostraban abusos perpetrados por Fernández mientras la pareja era presidente y primera dama.

Yañez lo denunció el martes. Fernández fue imputado el viernes, pero solo después de que dos fotos que mostraban a Yañez con un ojo morado y un brazo magullado, respectivamente, fueran ampliamente publicadas por la mayoría de los principales medios de comunicación de Argentina. La publicación de estas fotos la dejó “destruida”, contó al sitio de noticias Infobae en una entrevista publicada el sábado.

La clase política respondió rápidamente, algunos más rápido que otros. Algunas prominentes mujeres peronistas condenaron a Fernández. Cristina Fernández de Kirchner, la hoy distanciada vice de Alberto, calificó la circulación de las imágenes como una “verdadera revictimización” de Fabiola Yañez y dijo que muestran “no solo las palizas que recibió sino que también revelan los aspectos más sórdidos y oscuros de la condición humana”.

La ex legisladora de la Ciudad de Buenos Aires Ofelia Fernández, una destacada líder política joven, llamó a Alberto Fernández (mismo apellido pero sin relación) un “psicópata” por “utilizar el feminismo”, y pidió perdón a quienes convocó para que apoyaran su gobierno, al cual describió como una “decepción interminable”.

La condena de la oposición no se hizo esperar. La exgobernadora de la provincia de Buenos Aires María Eugenia Vidal (PRO) dijo que “El lugar de los monstruos es tras las rejas”, mientras que el legislador de la Ciudad de Buenos Aires Ramiro Marra, de la coalición gobernante La Libertad Avanza (LLA), llamó a Fernández “una mierda”. El vocero presidencial Manuel Adorni recurrió a X para decir que “el kirchnerismo ha sido una infinita vergüenza”.

La vicepresidenta Victoria Villarruel ha acusado al kirchnerismo de “raspar el fondo de la olla” y de hipocresía. A raíz de la entrevista de Yañez a Infobae, la vice escribió en X que las palabras de la ex primera dama “no significan nada” para quienes no pudieron enterrar a sus seres queridos en la pandemia. Esto no solo responsabiliza a Yañez por las decisiones de Fernández, sino que también establece un paralelo entre las dificultades de las medidas de emergencia adoptadas para proteger la vida humana en una pandemia sin precedentes modernos y el sufrimiento de una mujer brutalizada por su pareja. Se trata, en el mejor de los casos, de un grave error conceptual y, en el peor, de una maniobra retórica profundamente cínica. Los derechos humanos son derechos humanos porque son absolutos, un concepto que Villarruel es conocida por tergiversar.

Las acusaciones de Yañez también se están utilizando para describir como una farsa las políticas estatales contra la violencia de género. Pero la verdad es que incidentes como estos no hacen sino subrayar que la violencia patriarcal está omnipresente en la sociedad, independientemente de la riqueza o el poder de una persona. Argentina necesita mejorar sus políticas para proteger a las mujeres, no recortarlas.

Los femicidios y la violencia de género siguen siendo un flagelo importante en Argentina. Según una encuesta nacional de medios realizada por el observatorio de violencia de género Ahora que sí nos ven, hubo 120 femicidios entre enero y junio de 2024, incluidos 15 solo en junio. Un informe del Ministerio de Justicia afirmó que en 2023 hubo 272 muertes por violencia de género, una cada 32 horas.

Cabe destacar que desde que asumió el poder, este gobierno ha recortado políticas y organismos dedicados a prevenir este tipo de violencia. Ha eliminado el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad y ha reducido significativamente el personal de la línea 144 de atención a mujeres en riesgo.

Según la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), los datos del gobierno muestran que el gasto público en políticas para enfrentar la violencia de género es un 26,8% menor que en 2023. En lo que fue quizás una de las señales más flagrantes de oportunismo político en toda esta saga, Adorni intervino en X en medio de las acusaciones contra Fernández para recordar a todos que la “línea 144 permanece abierta las 24 horas para atender a quienes sufren violencia de género”.

El Herald se solidariza con todas las mujeres, niñas, personas queer y trans que sufren violencia por su género. Las acusaciones de Yañez son extremadamente graves y merecen ser tratadas con toda la sensibilidad y el rigor legal debidos. Las acusaciones contra un Presidente de la Nación muestran la necesidad de contar con mecanismos sólidos que nos permitan investigar a todos, incluso a los funcionarios más poderosos del país.

Las mujeres en Argentina ya tienen que lidiar con un Estado profundamente misógino. Prueba de ello son las cifras de mujeres asesinadas o atacadas después de denunciar a su abusador. Será el movimiento feminista el que tendrá que recoger lo que quede. Muchas de las integrantes del movimiento son activistas valientes y dedicadas que actúan desde la fuerza de sus convicciones, en circunstancias de absoluta precariedad y frente a la intensificación de la hostilidad y la violencia de extrema derecha. Ahora no es el momento de dejar que triunfe el cinismo. Más que nunca, Argentina necesita defender los derechos de las mujeres.

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